De juicios y realidades

Vista, oído, olfato, gusto y tacto son los 5 sentidos que nos permiten recaudar información de nuestro mundo y crear interpretaciones de lo que está sucediendo. No solamente ocupamos estos sentidos, también dentro de nuestra mente existen "filtros" que pueden modificar las deducciones que estamos generando a partir de "la realidad".

Cuando tenemos la información recolectada y filtrada, solemos emitir un dictamen personal sobre la situación que puede o no, ser cercano a la realidad. Debido a que tenemos evidencias que soportan nuestra interpretación, los juicios pueden confundirse en algunas ocasiones por la realidad.

Decir que es de día es una realidad innegable pues el hecho de que se vea el sol hace indiscutible la oración. Declarar sobre si el clima está agradable, entra al mundo de los juicios, pues es desde una interpretación muy personal. Considerando lo anterior, existen momentos de controversia cuando 2 o más personas comienzan a establecer como incuestionables sus juicios hechos, y como cada quien recauda información y la filtra de manera distinta, podemos estar frente a "realidades" distintas.

Los filtros en nuestra cabeza corresponderán a diversos factores, nuestra historia personal, los valores que vivimos, enseñanzas de una figura de autoridad, cánones sociales, paradigmas personales, tradiciones familiares y algunos otros. Esto hace que la información que se adquiere por los sentidos, se distorsione al punto de decir que eso es bueno o malo, que es adecuado o inadecuado, que es correcto o incorrecto y llegar al extremo de decir que así es y punto, no hay más que decir.

Aprender a modificar el lenguaje, aceptando que somos seres interpretativos, dará una apertura a una comprensión en el pensar y el actuar de nuestros semejantes. Basta con hacer un poco de memoria, a aquel juicio que emitiste de bueno o malo, de correcto o incorrecto y como el devenir de la vida te puso en una situación como aquella que juzgabas y comprendes "cosas" que antes no comprendías y adquieres una nueva forma de evaluar la realidad que te puede hacer cambiar de opinión.

Uno de los ejemplos que demuestran este punto es aquel que dice "cuando seas madre/padre me vas a entender" y que puedes ser testigo de la veracidad de estas palabras si ya has pasado esta situación o puedes preguntar si aún no te ha tocado. 

Juicios de carácter, de comportamiento, de gustos, de forma de pensar, son nuestro pan de cada día para los demás. Entender que cada quien tiene sus filtros y vivir bajo la presuposición de que todo comportamiento o decisión tiene una intención positiva (nadie elige sabiendo que se va a equivocar) ayuda a disminuir señalamientos que solo pudieran causar molestia, enojos o discusiones entre las personas.

El libre albedrío no debería condicionarse bajo los conceptos de bueno o malo, ni tampoco debería obedecer tradiciones sociales o familiares, o ser señalado de correcto o incorrecto. Creo que podemos ser capaces de llegar a un entendimiento mayor en donde conocemos que hay causas y efectos, síntomas y resultados. Pasamos trances difíciles en la vida que nos empujan a tomar resoluciones que tienen un limitado número de opciones y elegimos la que en ese momento es "la mejor".

Mirar para adelante y hacer lo mejor posible con los recursos y opciones que tenemos a la mano es lo que nos gobierna. En palabras de Steve Jobs en aquel discurso a los graduados de Stanford, "No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante, solo puedes hacerlo hacia atrás". Tal vez en un día, una semana, un mes, un año o una década, mirarás al día de hoy y podrías pensar en lo que hubieras hecho distinto. Lo que te puedes perder es que de haber tomado ayer una decisión distinta a la que tomaste, no estarías donde estás hoy, no tendrías el aprendizaje, la experiencia, los recursos o habilidades que tienes ahora, y esto aplica a todas las personas.

Tus ideas sobre la belleza, la felicidad, el amor, la edad, han cambiado con el tiempo, así cambiará sobre lo que es bueno o malo. Hoy te invito a que me acompañes a un viaje de comprensión y tolerancia hacia ti y hacia los demás, donde hayan menos evaluaciones por parte de jueces que cambian de parecer al pasar del tiempo.

Twitter: @jcastanedameza

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El cambio que dure

¿Alguna ocasión has intentado hacer algún cambio en tu forma de ser o actuar y solamente te duró algunos días o semanas?
Uno de los conocimientos importantes que se debe adquirir para poder hacer estos cambios duraderos, que debo aclarar que no son únicos o limitativos, es el conocer 3 aspectos relevantes en el proceso de cambio.

El primero es el lenguaje verbal; cuando escucho a la gente que está iniciando un cambio en su vida, puedo ver cierta evidencia que me indica el nivel de compromiso que tienen por hacerlo. En la forma de hablar, en los verbos que usan, en la forma en que algunos verbos son convertidos en sustantivos abstractos. En términos más comunes, cuando la persona dice "estoy intentando" "a ver que pasa si hago esto", cuando pone excusas por adelantado suele expresar una "salida" ante el fracaso del intento, "pues voy a salir temprano pero si hay tránsito puede que llegue tarde" "voy a organizarme pero siempre puede salir algún imprevisto". Este tipo de lenguaje denota una responsabilidad limitada ante un cambio.

El segundo es el lenguaje corporal; acompañar la acción con el cuerpo es sumamente importante pues una mala postura puede comunicar también erróneamente el compromiso al cambio. Decir que quieres salir a correr todos los días y levantarse con pesar, salir y correr con un desgano físico no correspondería a alguien que de verdad tiene ganas de hacerlo. Expresar con el cuerpo es igual de relevante que con la palabra, pues confirma lo que estamos haciendo. No se puede motivar con una postura encorvada ni se puede demostrar cansancio o depresión con un cuerpo en constante movimiento.

El tercero es la emoción; ¿qué emoción es la que necesitas para consolidar el cambio? ante distintos objetivos requerimos distintas emociones. Además también de requerir una en especial que nos acerque al cambio, también es importante identificar las que nos limitan a hacerlo. Miedo, enojo, culpa, tristeza y algunas más pueden obstaculizar el proceso de cambio.

Si estás empezando a hacer algo distinto considera estos 3 aspectos, pues tu cuerpo es un sistema en búsqueda  de un equilibrio que logra al balancear el lenguaje verbal, corporal y emocional. Si realizas una modificación solamente en uno de estos aspectos, pudiera existir una resistencia de los otros 2. Puedes experimentar un "engaño mental" en donde dices que si quieres hacer algo y lo dices con mucha emoción pero tu accionar no corresponde y sueles poner excusas o pretextos que justifiquen la falta de resultados. Puedes poner el accionar pero con emociones contraproducentes que se verán reflejadas en tu lenguaje verbal.

Hacer que un cambio dure no solo es cuestión de hacerlo por más de 21 días, es hacer una revisión personal en al menos estos 3 aspectos para trabajar integralmente desde el 1 día y que cada amanecer sea más fácil que el anterior.

Twitter: @jcastanedameza

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