La semana pasada hablaba del esfuerzo natural que se da cuando estás haciendo lo que te gusta. En este punto también existen algunos obstáculos inherentes al camino. Esos que no se ven al inicio, esos que como en el libro "El alquimista" pasas sin darte cuenta por la llamada "suerte de principiante" pero con el avanzar deja de ser suerte y comienza a ser producto de tu esfuerzo.
En todo inicio hay una excitación, una alegría, una risa nerviosa, una felicidad o el entusiasmo de una nueva aventura. Poco a poco esa emoción tan agradable va desvaneciéndose o sustituyéndose por alguna otra como satisfacción, superación cuando el avance es satisfactorio. O por frustración, miedo o desconfianza cuando los resultados no suelen ser los esperados.
Si bien la motivación es eso que te hace querer comenzar, no suele ser mantenida durante todo el trayecto, hay quienes dicen como Zig Ziglar "La motivación no dura, pero bueno tampoco un baño, por eso recomiendo hacer ambas todos los días".
Sin embargo, hay quienes necesitamos otra sensación para seguir avanzando, personalmente es la del crecimiento, aunque también podría ser, equilibrio, superación, evolución, poder, fuerza, etc. Entonces aunque pudieras tener un buen impulso cada mañana con algo de motivación, también pudiera existir otra emoción que te de un estímulo mucho mas grande o fuerte para seguir avanzando.
¿Cuál es la tuya?
Hoy deja de avanzar en automático si es que avanzas o deja de "marcar el paso" en tu lugar, Encuentra qué es lo que te hace moverte. Mira cómo cuando estás elegre quieres avanzar, inclusive el enojo también te impulsa a tomar decisiones y acciones de cambio. La diferencia es que ahora lo hagas consciente, de saber exactamente cómo te quieres sentir para avanzar con la velocidad, decisión o fortaleza que deseas. Que obtengas resultados por ese esfuerzo, positivos o negativos, pero siempre con la idea de que puedes ser y crear tu mismo impulso para levantarte o continuar.
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