El compromiso de la queja


















En el transcurso de la vida, existen compromisos inherentes. Desde hacer la tarea, ir a una fiesta y muchos más, compromiso de palabra, de honor, por convicción, por contratación, por entusiasta o de espíritu emprendedor.

Sabemos de los compromisos de pareja y el tan popular matrimonio. Tal como lo comenté en la entrada de "El compromiso a NO comprometerse" existe un esfuerzo, trabajo o impulso que da la palabra en el accionar del día a día.

Sin embargo la entrada de esta semana no se trata  de esos contratos, pactos u obligaciones con el mundo externo. Hoy quiero tocar el mundo interno, ese de las emociones, ese donde puede encontrarse un coraje enorme o un miedo terrible.

Te pido solo que estés con una mentalidad abierta y solo sigas leyendo. No importa lo que sepas de las emociones, de lo que las causan, de sus manifestaciones físicas o biológicas, de la parte del cerebro que reacciona o cualquier otro tipo de conocimiento. Lo que quiero decir hoy, no intenta descalificar o suplantar por ningún motivo lo que ya sabes.

Entrando al tema, he escuchado de alguien, que también hay un compromiso hacia las emociones y que también debería entender eso. Que cuando dicen la frase "la felicidad es una actitud o es una elección" es porque están llamando a ese compromiso interno que se ha hecho. De igual forma el miedo, podría decir que es el compromiso interno que has hecho de buscar amenazas externas que atenten contra tu bienestar o bien-ser. El interés puede demostrar tu compromiso de aprender algo o conocer a alguien. Incluso el extremo pudiera ser que la depresión es el compromiso a mantener una tristeza.

Sea esto cierto o no, es una perspectiva interesante, entonces conociendo que el deporte más popular en nuestro país es la queja, y luego el fútbol, me pregunté ¿Cuál es el compromiso de fondo?

Así como el odio es el opuesto del amor, la guerra al amor y la tristeza a la alegría, me encontré que la queja puede ser el opuesto natural a la felicidad. Sé que lingüísticamente pudiera ser la satisfacción o la complacencia, sin embargo, debido a que cada persona tiene un significado particular de algunas palabras, esto puede aplicar y lo explico.

Si el compromiso es a la queja, siguiendo este orden de ideas, no encontrarás satisfacción de aquello que te estás quejando, por consiguiente no habrá agrado, estarás en el descontento, la molestia o el malhumor. Estos últimos podrían englobarse en una palabra, "Infelicidad".

Si bien no podemos estar permanentemente contentos o tristes y todas las emociones suelen ser pasajeras, no puedo dejar pasar la evidencia de ver personas que pareciera están permanentemente enojadas, que nada les parece. Además de escuchar también de otras personas las mismas opiniones, por lo que no soy el único que lo ha pensado.

Quejarse del clima, del tránsito, del sabor de la comida, de la gente, del trabajo, de la pareja, de los problemas y muchas más, es tan común que ya no las notaba. Sin embargo, al conocer esto creo que seré mucho más consciente de lo que me quejo y del nivel de compromiso que tengo con mis quejas. Pues al final del día quiero tener una sonrisa en la boca y no el ceño fruncido por tanta insatisfacción en mi vida.

¿Te seguirás quejando? 

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