Piensa mal y acertarás

Si preguntara en tu percepción de la vida ¿cómo sería? ¿Positiva? ¿Negativa? o eres de aquellos que dicen "No es que sea negativo, solamente soy realista". Aún no conozco a alguien que diga "No es que sea positivo, solamente soy realista". Con lo que quiero comenzar es establecer lo siguiente. 

El pensamiento positivo no te va a permitir hacer nada, pero te va a permitir hacer TODO mejor que el pensamiento negativo.

Esto es, pensar positivo va a permitir que uses el compendio de habilidades que posees. Pero no importa que tan positivo seas, habrá actividades que simplemente no podrás hacer si tus habilidades no lo permiten. Si necesitas una cirugía mayor no me recomiendo para hacerla, por muy positivo que yo fuera.
Creo que el pensar negativamente en algunas situaciones de la vida, hacen que tengan un mayor poder sobre mí de lo que deberían. Pensar en el esfuerzo que me llevará o en el tiempo que perderé y más, hacen que tenga una fuerza contra la que tengo que "pelear".

En cambio, hacerme consciente, de cuales son mis opciones, de los beneficios que me traerá hacer las actividades o tomar decisiones me pone en una perspectiva de "dominio" sobre lo que quiere estar encima de mi. Ciertamente me permite mantener una perspectiva sana de lo que quiero o decido hacer.
¿Cómo mantener una actitud o pensamiento positivo?

Esa es la cuestión, pues en momentos apremiantes es muy difícil pero no imposible. ¿Conoces a alguien que SI pueda? ¿Admiras a alguien que se conduce de una manera que te gustaría tener?

Tal ves una opción podría ser el "crear" un personaje con esas aptitudes admiradas de aquellos que SI pueden y actuarlas. Recordar que es un personaje que entra a escena en tus momentos de dificultad o indecisión. Con tus conocimientos, tus experiencias y memorias pero con habilidades, valores y conductas que has admirado y simplemente actuar como lo haría el protagonista.

¿Puedes pensar en otra cosa que se pueda hacer?

Si es así, te invito a que la comentes y aún mejor, que la pongas en práctica para que cada acción que tomes vaya con una mucho mejor intención que simplemente pensar "realista" en lo que "pueda pasar".

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Mi revés como ¿NADAL?.

A decir verdad solo he jugado Tenis una o dos veces en mi vida y nada más, aún así puedo decir que estoy cerca de tener el famoso revés de tan laureado tenista.

Quien diga que es imposible, solo déjense llevar  por la corriente de este tren del pensamiento que voy recorriendo. Si supieran que no hay tanta diferencia, que mi revés y el revés de un profesional son tan solo unos centímetros. Que estoy a unos centímetros de acomodar la muñeca, reforzar la mano, acomodar la raqueta, solo a unos centímetros de alcanzar la perfección, unos centímetros me separan de un tiro promedio a uno profesional. Díganme por favor que hacer un cambio de unos centímetros no es imposible, que esos pocos centímetros me separan de la grandeza.

Esto no solo aplica para el tenis o el golf o básquetbol o fútbol, que unos centímetros separan a alguien del promedio y lo convierten en alguien para admirar. En el análisis final, esos centímetros en el golpe harán una gran diferencia conforme avance el balón o la pelota. La perfección de esa pequeña corrección se verá más adelante.

Por eso hoy solo hay que cambiar 1 cm. Un pequeño cambio que a la larga hará una gran diferencia, un pequeño cambio que hará que el tiempo te separe del promedio y te convierta en fenomenal. Todo el mundo quiere ser recordado, rico, tiene grandes sueños y los detiene su fuerza de voluntad. Piensan que hay que hacer grandes sacrificios de sus gustos, algunos no son ni siquiera capaces de mantener su palabra al decir que llegarán a algún lugar a tiempo y siempre se les hace tarde. Cuan difícil es lograr un objetivo ambicioso cuando en estas cosas pequeñas fallamos.

Hoy (como dijera el célebre) hoy, hoy, hoy hay que hacer ese pequeño cambio si quieres ser fenomenal con el tiempo. 

¿Bastará con hacerlo solamente hoy? Entran en el juego de los resultados, la perseverancia y la consistencia. Los resultados inmediatos son muy raros, así que deja de preocuparte por los resultados y ocúpate de mantener ese pequeño cambio constante. Como no pueden faltar, podrás encontrar esas personas negativas que juzgan de imposible un resultado sin ver que el proceso requiere solamente de un pequeño cambio, unos milímetros NO SON IMPOSIBLES. Que tu pasado te deje de atormentar y toma las riendas del presente, domina tu pasado y dirígete a tu futuro. 

¿Cuál es el paso más pequeño que puedes hacer hoy que cambiaría tu vida?

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Una vida titulada: Como YO le hice

 “Con cuidado” “Fíjate bien” “tal vez no salgan las cosas” Estas y muchas otras frases más hemos escuchado y seguiremos escuchando cuando a alguien le contamos nuestros planes,proyectos o sueños.

“Cada quien habla por cómo le va en la feria” un dicho muy bien dicho, como diría mi abuela, pues toda opinión que nos dan, aún y cuando no la pedimos, es dependiendo de cómo le ha tocado vivir a quien nos la dice. Precisamente de ahí viene el título de esta entrada.

Si nadie sabe cómo vivir es porque no hay una manera correcta de vivir, ¿quién dice que hay un punto de vista correcto?. Ni mis sueños ni mis ilusiones o mis decepciones y tropiezos deben influir en lo mínimo en los de alguien más. Ni mis éxitos serán tus éxitos, ni mis fracasos serán tus fracasos, por eso mis consejos, aunque pudieran ser de utilidad, no deben influir sobre la decisión de alguien más.

Cuanto trabajo nos cuesta reunir el coraje suficiente para tomar el primer paso hacia ese proyecto que queremos emprender, hacia esa persona que le queremos hablar, a dar el brinco final a una aventura, y todo para que alguien con las puras palabras nos desaliente. Imagina que estás en la plataforma de 10 mts. A un paso de caer a la fosa de clavados, ves hacia abajo, te da miedo, le piensas, llegaste ahí con la emoción de querer hacerlo y ahí estas, en la orilla, a un solo paso de lograr eso que habías pensado. El miedo te paraliza por un momento, el corazón se acelera, tu cuerpo sabe que quiere y no te deja regresar, es tan poco lo que te falta para lograrlo, piensas y piensas, levantas un pie y una descarga de adrenalina te recorre, tu cerebro te sigue deteniendo pero tu corazón con cada latido te impulsa tan fuerte que lo sientes en el pecho gritar, ¡HAZLO!.

Esa emoción especial que da al comenzar o hacer algo que no habías hecho con la esperanza que todo salga como tantas veces en tu cabeza lo has repasado. Tienes el poder de hacer todo realidad, eres como esa tarjeta del banco que te llega, a pesar de ya tener en esa cuenta el dinero, te piden que la actives para poder usar todo ese recurso que tiene. Actívate, motívate, no dejes que alguien te meta el miedo de hacer las cosas. Si han de salir bien, que bueno, si salen mal, no importa, ningún boxeador ha salido campeón sin recibir al menos un golpe, un poco de dolor es bueno, solo no dejes que se vuelva una herida de muerte. Levántate, emprende, sigue esos latidos que se sienten tan fuertes que no dejan al cuerpo rendirse. Que maravilloso será el día que veas hacia atrás y puedas decir; yo seguí a mi corazón, hice lo que quise hacer, conocí, viaje, me caí y me levante pero siempre con el corazón por delante. Si tuve miedo, pero nunca dejé que me detuviera. Muchas personas me dijeron que me cuidara, que no lo hiciera, que de seguro fallaría. Pero no les deje mi vida en sus manos, yo decidí, yo triunfe, yo me equivoque y hasta el último suspiro viviré mi vida.

No permitas que nadie te impida hacer lo que quieres hacer, ni tu mismo, deja de pensar tanto. Como dijera el maestro Cabral “Tienes la obligación de ser feliz, hubo alguien que no fue feliz y asesinó a millones solo por no pensar o ser como él”

¿Que te impide a lanzarte? Alguna vez me dijeron que no mordiera más de lo que podía masticar. Les dije que prefería ahogarme en la grandeza que mordisquear la mediocridad.

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¿Y ya hiciste tu tarea?

Recuerdo que la batalla diaria entre semana con la tarea era un sinfín de llamadas a la mesa para hacer mis deberes contra mis contestaciones que me servían de PRETEXTOS para no hacerla. En caso de vencer, la segunda parte de esta batalla a veces la tenía que pelear en la escuela pero ahora contra algún maestro que me llamaba a revisarla, y como mi arma  había funcionado pero el oponente era otro, recurría a otra táctica llamada las EXCUSAS.

Ahora un pequeño breviario cultural y después vayamos a mi parte favorita, la puesta en práctica.

El PRETEXTO proviene del latín praetextus y deriva del verbo praetextere formado de prae (delante) y texere (tejer). Antiguamente eran unas decoraciones que se ponían delante de la ropa, después se metaforizó a palabras que se ponían para decorar un hecho a nuestro favor “cubriendo” la verdad o la verdadera causa de algo.

La EXCUSA viene del latín excusare que por sus partes tiene el significado de justificar, disculpar o alegar pretextos o motivos para exonerarse de obligaciones, responsabilidades o impedir que algo se concrete. La excusa, por lo tanto constituye un pretexto  que se aprovecha para evitar obligaciones o disculpar omisiones.

Retomando ahora, a muy temprana edad descubrí la capacidad de maniobra que me daban estas pequeñas palabras pero muy poderosas. Pues sí, aunque no era un mal estudiante en sí, consideraba que mis prioridades abarcaban el jugar, salir a jugar, guardar los juguetes (bajo amenaza que de no hacerlo los iba a encontrar en la basura) dormir y hasta el final, la tarea y la escuela (por mucho que me dijera mi mamá que la escuela era mi única obligación), por lo cual la tarea, comprar la cartulina blanca, el mapamundi de México o la biografía de algún prócer estaban al final de mi lista de actividades, cosa que ponía muy contenta a mi mamá.

La práctica hace al maestro y se incorporaron tan bien a mi vocabulario que llegó el momento en que dejé de distinguirlas y comenzaban a fluir con naturalidad, buscando el mismo resultado. El problema comenzó cuando ya no eran exclusivas para la gente, si no que comencé a excusarme o ponerme pretextos en mi cabeza para justificar acciones completamente racionales. Con frases como “Ahora si ya le voy a echar ganas” “Este semestre si salgo bien en la escuela” “Ahora sí ya voy a hacer ejercicio” “Ya no voy a perder tanto tiempo” ”Ya me voy a poner a trabajar” “Mañana si salgo con tiempo” “Mañana ya no se me olvida”. ¿Parecen familiares? ¿Cuántas me habrán faltado?

Todas las anteriores y más, eran actividades, obligaciones o responsabilidades que en verdad quería cumplir o hacer. Sin embargo al ponerlas en acción, me llegaban pretextos y excusas que disminuían mi desánimo al no cumplir con mi palabra y hacían más llevadera la falta de resultados.

¿Te ha pasado?

Si es afirmativa tu respuesta, te invito a que tomemos de nuevo el control de nuestras acciones. El primer paso tendrá que ser inhabilitar esta autocomplacencia que brindan las excusas y pretextos, y la manera de lograrlo será el mantenernos conscientes de cada decisión e identificar cuando esa voz interna comienza a entrar en juego al querer postergar la responsabilidad u obligación.

 El siguiente paso será en hacernos responsables (sin miedo que solo es una palabra) al ver los resultados que estas teniendo. Alguna vez leí la frase “NO TE MOLESTES POR LOS RESULTADOS QUE NO OBTUVISTE POR EL TRABAJO QUE NO HICISTE” (si alguien sabe el autor merece el crédito, ya que en mi búsqueda resultaron varios). Y mientras tienes esos resultados piensa en el por qué y que la respuesta no sea ni una excusa ni un pretexto.

¿Qué pasaría si no existieran?

 Piensa un segundo en lo que harías si no existieran estas palabras, o que no pudieras poner pretextos o excusas. ¿Qué estarías haciendo ahora?¿Qué harías mañana? ¿Qué lograrías?

Objetivos personales, profesionales, en tus relaciones, salud, finanzas y otras áreas que pudieran mejorar con HACER LAS COSAS QUE QUIERES HACER.

Esta es una simple invitación a la acción no a la reflexión. Eres libre de ponerte en acción o simplemente pasar este mensaje. Que tengas una excelente semana.

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